martes, 3 de enero de 2012

Memo Ochoa, el nacimiento de un ídolo

En el Ajaccio, el mexicano asu­mió un reto a la altura de su talen­to, afirman los entrenadores de por­te­ros que lo han formado


Carlos Barrón / Traducción Carmen Álvarez


Una vez en Coapa…

CIUDAD DE MÉXICO, 23 de diciembre.- El pequeño Memo entró por el América a los nueve años. Su categoría hacía dos meses que estaba en labores y él, con tal de aferrarse a jugar futbol, decidió empezar como mediocampista y jugar muy poco: cinco minutos en su primer entrenamiento.

A lo lejos, quizá unos minutos antes, por esa misma puerta había entrado Néstor Verderi, un argentino ex portero del club que era llamado de nueva cuenta para entrenar porteros con Leo Benhakker. Se cruzaron sin saber que años más tarde se deberían mutuamente el poner a un arquero mexicano en Francia.

Verderi acarició los rizos del pequeño Guillermo Ochoa y el paso del tiempo los puso a trabajar en las canchas traseras de Coapa cuando el ahora portero del Ajaccio tenía 17 años.

“En el América hay dos cosas: enseñar, que es para lo que nos contrataron, y la otra, que sólo me pasó con Ochoa, rectificar conductas. Un portero ya viene con los reflejos en los huesos y él, me acuerdo, una vez que se lesionó el portero de su equipo y el otro se ausentó, decidió ponerse en el marco cuando era muy chico aún. Entonces cuando llega a mí ya tenía un camino muy avanzado de perseverancia y decisión, lo único que hice es fomentarle los hábitos buenos.”

Verderi fue campeón con el América en la temporada 1975-76 y tras dos años en la titularidad, disputada a muerte con Rafael Puente, decidió emigrar. Siempre miró de reojo al presente enfocándose al futuro. Sabía que en sus manos estaba ser el arquitecto de muchos guardametas como Ochoa.

“Lo primero era que alguien que pasó por el club les transmitiera algo. Trabajé en forma con él desde los 15 años, pero lo seguí desde muy pequeñito. Es muy grato haber participado como un formador solamente, porque el trabajo fuerte lo hizo él. Duré 16 años en el América y de lo mejor que sacamos fue Ochoa, porque no sólo lo educamos como deportista, sino como ser humano. Verlo en Francia con esa entereza me llena de ánimos. A veces le marco por teléfono para comentarle algún detalle a corregir que veo desde la distancia, pero siempre los recibe con humildad”.

-¿Aún falla en las salidas por alto?

Es lo que creo se hizo hincapié, pero para molestarlo más que para retarlo. Muchos criticaron a Ochoa en México cuando era uno de los más seguros por arriba; nadie posee sus reflejos. Memo tiene las manos muy largas y grandes, algo distinto para la complexión de su cuerpo y eso siempre le dio ventaja, por mucho que lo detractaran.

El maestro confiesa que se le hincha el corazón, por muy inexpresivo que sea. Él, cuando debutó a los 17 años con San Lorenzo sufrió un codazo y jugó muy poco porque estaba el Mono Irusta en el sitio titular.

“Sé lo que viven los porteros al querer jugar y no poder. Guillermo Ochoa esperó muy poco pero siempre fue paciente, desde que estuvo atrás de Adolfo Ríos. Hoy llega al Ajaccio y es titular, pero sabrá soportar la presión por el hecho de que estuvo en el América y lo que se llevó de aquí fue experiencia. Donde está, seguramente es feliz.”

La tierra de sus sueños

Tenía razón Néstor Verderi en muchos aspectos con Guillermo Ochoa, pero sólo le faltaba uno para alcanzar la plena felicidad: jugar en Europa.

El portero vive en Córcega, la isla napoleónica que le ha servido como un retiro espiritual con un equipo que parece destinado al fracaso, pero que de últimas, ha dado coletazos de vida y sorpresa.

Enrico Pionetti, un italiano que inició en el Sampdoria y pasó por siete clubes de su país, ha arropado mucho a Ochoa, al que le agradece haya jugado a pecho descubierto en el Ajaccio.

“Comemos juntos y platicamos mucho. Sé que él era una estrella y su vida era algo complicada en México, pero acá la vida es muy distinta. Somos un club humilde, sin lujos, donde todos tenemos que cargar las portería e inflar los balones. Hay una especie de trabajo duro detrás del propio entrenamiento y lo ha asimilado espléndidamente”.

Pionetti tiene un hijo de 26 años, la misma edad que Ochoa. “Podría ser mi hijo, por eso trato de acercarme a él sin perder el equilibrio y con respeto”.

-En México se le criticó mucho por sus salidas.

Son errores que se tienen que corregir porque tiene una escuela muy distinta a la europea. Es un chico reactivo sobre la línea de gol, ahí es su punto fuerte, porque le cuesta más trabajo atrapar los balones, pero son cosas que se corrigen con el tiempo ya que tiene una gran disposición.

-Su anterior maestro, Néstor Verderi, decía que sus manos y los reflejos eran lo mejor.

Tengo la misma opinión que su anterior entrenador. Es increíble en muchos aspectos. Por lo mismo trabajamos mucho en sincronía aérea. El problema que percibo actualmente es un poco de falta de confianza en los balones por aire, pero siempre hay que trabajar algún aspecto sicológico con los porteros.

La primera parte de su carrera como profesor de guardametas la realizó en el FC Niza, en donde la gran encomienda y joya que descubrió se llamó Hugo Lloris, actualmente portero del París Saint Germain, cinco veces campeón con el Lyon y celador de la cabaña gala con la selección.

“En cuanto a los profesionales que he entrenado aquí en Francia, diría que Guillermo se parece un poquito, en lo que tiene que ver a la facilidad de los movimientos, a la agilidad, a un portero que tuve hace cinco años: Hugo Lloris. Le encuentro afinidades con él en cuanto a su técnica y para desarrollar movimientos importantes. Dentro de ese panorama, quiero confrontarlo a ese portero porque son muy buenos.”

Hay cosas que le sorprendieron de entrada a Pionetti, cuando Alain Orsoni, el presidente del Ajaccio, le comentó que tendría a un nuevo portero. “Nunca dudé de su capacidad, pero ahora me ha dejado más seguro de lo que hizo el presidente”, comenta. Muchas de las atajadas de videojuego que ha hecho en Francia, se deben a que se ha trabajado desde los aspectos básicos con él y todo es fruto de la buena relación y comunicación que existe.

“Siempre hay una confrontación de ideas con Guillermo. Si hay algo que corregir, trato de acercarme y explicarle porque tengo 40 años siendo portero y él tiene ideas que me ayudan a mí, pero no sería una buena estrategia presionarlo. Al principio me ponía nervioso observar los partidos, ahora sé que la portería no es una de nuestras preocupaciones.”

2011-12-23 06:11:00

Fuente: www.excelsior.com.mx

1 comentario:

  1. memo ochoa es grande por naturaleza y yo como mexicano me siento orgulloso de q triunfe por q se lo merece

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