viernes, 11 de abril de 2014

Entrevista France Football - Parte 2/3



Tenías 20 años en ese entonces, ¿por qué no viniste a Europa, a un equipo grande en ese tiempo?
Es difícil irse de México ¡y más del América! El fútbol es el deporte número 1 y hay muchos medios. Los jugadores viven bien, son muy bien pagados allá. También hay grandes contratos publicitarios. El propietario del América es Televisa, una gran cadena de televisión. No es fácil salir de México. Los contratos también son muy cerrados. Las transferencias pueden ser de millones de euros. Por eso no hay muchos jugadores mexicanos en Europa en comparación con los sudamericanos. También me quedé mucho tiempo porque quería tener una carrera exitosa en mi país. A los veinticinco años todavía era un buen tiempo para buscar una nueva carrera en Europa. También llegué al final de mi contrato con América, era más fácil partir. Aunque los directivos me hubieran propuesto un súper contrato por cinco años más, quería probar la aventura, descubrir algo nuevo, un nuevo continente.

En aquél momento, en tu ambiente y con el estatus que tenías, la elección de Ajaccio fue más que sorpresiva. ¿Cómo fue que llegaste a Córcega?
A finales de 2010, hubo un intento fallido de firmar con el Fulham en la Premier League. De igual forma fui a Londres pero las cosas no estaban claras. Muchas personas interfirieron en la negociación. El América quería más de 10 millones de euros por la transferencia. Más tarde, también estuve en contacto con el Olympiakos y el Betis Sevilla. Pero sobretodo hubo un atento fallido con otro club francés…

¿Cuál?
Iba a firmar con el PSG. Fue justo antes de la compra del club por el Qataris. Mi representante me dijo que todo estaba bien, que ya se había concretado el trato con los dirigentes. Pero de pronto pasó esta historia del dopaje con la selección que me dejó por los suelos y que hizo que todo fracasara.

¿Qué fue exactamente lo que pasó?
Junto con otros cuatro jugadores internacionales, salimos positivos. Fue una historia rara que giró alrededor de una contaminación de alimentos. Estuvimos con la amenaza de suspensión de una o dos temporadas. Pasó en mayo de 2011 y yo estaba sin contrato y fue justo antes de la apertura oficial del mercado de transferencias. Finalmente, dos meses después, nos exoneraron a todos, a los cinco. Las autoridades descubrieron que el control positivo fue a causa de la carne. No hubo más persecución pero todas mis negociaciones fueron bloqueadas. Mis contratos se evaporaron y también comprendo por qué lo hicieron los clubes así. No podían esperar y comenzar la temporada sin portero. El único equipo con el que siempre mantuvo contacto fue el AC Ajaccio. El presidente Orsoni fue fiel hasta el final, me dijo: “Memo, te conocemos y te queremos. Sabemos que no podemos pagar tu salario actual pero te recibimos con los brazo abiertos. Vamos a cubrir tu espalda y vamos a pelear contigo lado a lado hasta el final”. El ACA es el único equipo que tuvo este discurso. Yo devolví el favor cuando me exoneraron. En la vida hay que hacer las cosas, a veces muy rápido.

¿Cuánto ganas en el ACA?
Más o menos cuatro veces menos que mi último contrato con América. Pero me va bien y ya gané bien antes. La decisión de venir a al Ajaccio y a Francia, fue una decisión deportiva. Quería descubrir Europa a través de este Campeonato. Después de tres años, jamás me he arrepentido de la decisión de venir al ACA. Me encanta la vida aquí.

¿Conocías Ajaccio antes de venir?
No particularmente. Había oído hablar de Bastia en el mundo del fútbol. Busqué en Internet y sí conocía la historia de Napoleón desde la escuela pero me enganché rápido desde que llegué. Aprecio mucho la tranquilidad. Vengo de la Ciudad de México, donde la población es de más de 20 millones de habitantes; aquí apenas son 60 mil habitantes (sonríe). Ajaccio es el campo en el mar y ¡la gente es muy interesante! Me gusta el respeto que te dan. Los niños me vienen a pedir autógrafos a la playa. Me llaman “Memo” de cariño. ¡También los periodistas son buena onda!

¿Ah sí?
Sí, la prensa es muy amable en Francia. Sólo se ocupan del fútbol y no de la vida privada. En México, en el entrenamiento, las cámaras están de una línea que no pueden cruzar. En Ajaccio, los periodistas vienen a vernos hasta la cancha, todo el mundo se conoce. En México casi no podía salir a pasear. Me reclamaban lo mismo en una tienda que en el cine. También están los buena onda. Me tomaba más de 45 minutos llegar al entrenamiento. En el fondo creo que esperaba este cambio. Mi pasé al Ajaccio me regeneró.

A nivel futbolístico, es difícil creerlo porque jugaste para no descender y ahora ya están condenados al descenso esta temporada…
Pero encuentro placer en jugar al fútbol lo cual había perdido un poco en México porque había caído en la rutina. Siempre los mismos equipos, los mismos adversarios, las mismas caras, las mismas costumbres… En Ajaccio, descubrí en la Ligue 1 un nuevo ambiente, en un pequeño equipo, un equipo de gran calidad humana. Descubrí un nuevo estilo de juego. Me familiaricé con el fútbol europeo.

¿Evolucionaste tu estilo?
“Titi” (Thierry Debès, entrenador de porteros del ACA) me ha aportado mucho en este aspecto. Mejoré mi posicionamiento, mis desplazamientos sobre la portería y el área. Leo de forma diferente las trayectorias del balón. Físicamente también me siento más fuerte. El físico de los delanteros en Francia no es el mismo que en México. ¡Es más grande, más recio! Mi primer año fue el más difícil porque tuve que aprender a leer el juego de aquí, a conocer las costumbres de los jugadores, las particularidades de los equipos, la forma en que cobran los tiros libres. Vi muchos juegos en la televisión y en Internet para descifrar el juego de cada uno. También observé a otros porteros franceses que son parecidos a mí, como Lloris por ejemplo. También me tuve que acostumbrar a las pequeñas costumbres francesas…

¿De género?
En que riegan la cancha antes de los partidos. En México eso jamás se hace. Los balones son entonces más rápidos. (Busca la palabra) Se deslizan más. En Francia, particularmente en Ajaccio, jugamos a nivel del mar. En la Ciudad de México, el Estadio Azteca está a 2,400 m. Incluso hay otros que son más altos, como Toluca (2,700 m). Las trayectorias del balón son totalmente diferentes, son más rápidas en la altura. En Francia, flotan más, tienen más efecto, los balones son más ligeros. Hoy también hablo mejor francés. Puedo dar instrucciones a mi defensa, decirles “déjalo” o alguna otra cosa.


Fuente: Revista France Football


2 comentarios:

  1. en verdad disfruta saber que él es FELIZ :D , mi más grande IDOLO, Gracias por la traducción niñas

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  2. Mariorenato75@hotmail.
    Com. Desde guatemala, quiero felicitat a nemo ochoa para mi es el mejor portero q tiene mexico y se nota q dusfruta y se siente feliz en francia , ya llegara la recompenza de tanto sacrificio.

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