By Sopitas
Jue, 2011-08-25 12:57
Segundo día en Ajaccio, y uno sabe que será bueno desde el momento en el que un nativo, al tratar de explicarnos sobre su tierra, nos ‘presume’ que ahí no sólo nació Napoleón Bonaparte, ¡sino también Alizée! Ante tal información, mi reacción lógica era contestarle que yo era mexicano, tierra que no sólo vio nacer a Emiliano Zapata, sino también a Toñita, de la Academia; ¿pos qué no son parecidas?
El entrenamiento del primer equipo, donde podría pescar a Guillermo Ochoa, comenzaba a las nueve de la mañana, por lo que, como buen chilango desaliñado, desperté desde las 07:00 horas, buscando anticipar cualquier embotellamiento vial; pero me di cuenta de que el Estadio Francois-Coty estaba a ¡dos minutos de mi hotel, con todo y que el límite de velocidad en esta ciudad es de 60km/h! Mi ‘puntualidad’ me permitió iniciar una accidentada conversación en ‘francés-español-inglés washawasheo’ con algunos empleados del club, lo cual me brindó el segundo mejor momento del día, cuando me preguntaron si en verdad Guillermo Ochoa era un futbolista importante en México, pues según ellos, su comportamiento ha sido “muy normal y discreto como para ser una estrella”.
Las instalaciones son muy sencillas: un gimnasio del tamaño de un vagón del Metro, una pequeña sala de prensa, oficinas administrativas, una cancha de entrenamiento, vestidores y tierra. Los jugadores de cancha comienzan su entrenamiento y, pocos minutos después, sobre el horizonte, podemos descubrir a Ochoa, caminando con el mar de fondo. El reloj aún no marcaba las 11:00 y el equipo terminó con sus actividades del día; de no ser por una sesión de video que sostendrán por la tarde.
Me acerco a Ochoa, lo saludo y le preguntó si así ésa era una jornada laboral para el Ajaccio: “Hoy estuvo tranquilo, pero habitualmente solemos entrenar por las mañanas, para evitar el calor de mediodía”, apuntó.
Mientras Memo se bañaba, seguí fisgoneando por el estadio, esperando encontrar un pasadizo secreto que me llevara a todo ese hermetismo que caracteriza a cualquier inmueble de nuestro país y, por extraño que parezca, nunca lo encontré. De hecho, tanta sencillez me llegó a confundir, pues no sé si en verdad se trata de un equipo tan discreto que no se termina de creer que está en League One o de un equipo realmente sofisticado, donde el glamour y todas esas burbujas superficiales les terminan valiendo un pepino. Me inclino más por la segunda.
¿Y qué hace Memo Ochoa en Ajaccio? Disfruta de la libertad que le brinda el ‘anonimato’ de una ciudad pequeña: busca una casa para vivir (sigue viviendo en un hotel), disfruta de las playas, aprende francés a través de cursos en Internet, se transporta en un modesto auto, busca siempre hablar en francés, sin importar que los meseros le hablen en inglés o español, y simplemente disfruta esta etapa de su vida, pues sabe que estar en Ajaccio significa cumplir el sueño de jugar en Europa; pero también que su calidad y capacidad todavía pueden darle para mucho más: “Es un equipo noble, sirve para acoplarte al balompié europeo y para crecer como profesional. Ajaccio es un equipo al que muchos mexicanos podrían venir. Lo primero que me dijo el entrenador cuando llegué, fue: ‘Sé feliz’”.
Tras lo que pudimos percibir en esta inesperada visita, es que Ochoa no se complica y busca obedecer a su entrenador; a final de cuentas, ¿quién no es feliz cuando cumple alguna de sus metas?
Fuente: www.record.com.mx
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