El portero mexicano elude el desazón y espera contundencia de su escuadra
Domingo 07 de agosto de 2011
Redacción | El Universal
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AJACCIO, Francia.— La sentida ovación que recibió de camino al vestuario le arrebató una tímida sonrisa. Guillermo Ochoa abandonó la maltratada cancha del estadio François-Coty con la mirada encendida. Sus ojos no transmitían desazón, era impotencia.
Agridulce presentación del carismático arquero mexicano en el futbol europeo. No pudo evitar que el Ajaccio cayera en su regreso a la Primera División del balompié francés (0-2), pero sí una goleada. Tres brillantes atajadas le convirtieron en la figura del limitado conjunto corso.
El Toulouse obtuvo su primera victoria en la temporada 2011-2012 gracias a un futbol práctico, en el que las jugadas a balón parado y el vértigo fueron sus principales armas.
La primera fue explotada desde los albores del duelo. Ochoa realizó una gran desviada al 22’, pero no tuvo recursos ante el certero cabezazo del contención Antoine Devaux. Última jugada de la primera mitad. Auténtica daga en el corazón de Memo.
Pegó varios gritos a sus compañeros, quienes mostraron sus deficiencias para marcar en aquella jugada que terminó con la soberbia anotación del portugués Paulo Machado (73’). Resignado, el tapatío sacó el esférico de su portería. Todo había terminado.
“En el primer gol, a balón parado, lo peinan bien, y el segundo fue un tiro cruzado, arriba, al ángulo [superior izquierdo], pero me sentí bastante bien, contento por jugar y nos irá mejor en otros partidos”, confió el seleccionado mexicano, en declaraciones a Televisa Deportes Network.
“Jugamos a buen ritmo, con profundidad, y al final faltó esa tranquilidad para concretar, que siempre es lo más importante. Así es el futbol: el que las mete... Y el que perdona pierde”.
Resumen que explica lo sucedido en el campo. Pese a ser un equipo con menor potencial que su adversario, el Ajaccio generó algunas opciones en la puerta defendida por Ali Ahamada, ganador en la confrontación de arqueros.
El mexicano también mostró de lo que es capaz, así es que no hubo reclamos para él.
Su familia le acompañó en la noche que esperó durante años, al igual que el club rojiblanco, el cual no jugaba en la máxima categoría del futbol galo desde hace poco más de un lustro.
“Es un gusto estar aquí con mi hijo, quien cumple una meta que se trazó”, compartió Guillermo Ochoa, padre del jalisciense. “Ya no estará en casa, pero lo apoyamos en todo”.
También lo hizo la afición corsa. Una bandera mexicana ondeó en las tribunas, a manera de bienvenida para el fichaje más importante del Ajaccio, previo a la campaña que inició ayer.
“Lamentablemente no pudimos sacar el resultado, pero el equipo tuvo oportunidades para irnos arriba”, valoró Guillermo. “No definimos las jugadas en diferentes momentos y ellos, en un balón parado y otra acción, nos hicieron los goles”.
Detalles que anhela corregir lo antes posible, sobre todo porque el siguiente fin de semana visitará a un verdadero peso completo de la Liga francesa: el Olympique de Lyon.
Fuente: eluniversal.com.mx
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